Un líder reconoce los que hicieron parte de su historia.

Para ser un buen líder,

Todos nosotros, en nuestro proceso de formación como lideres, recibimos ayuda de alguna parte, de alguna persona, de algún libro y de una infinidad de recursos que usamos para perfeccionar  nuestro liderazgo.

De vez en cuando escucho de muchos lideres, algunos del campo ministerial y otros del área profesional, que nunca nadie les ayudó o extendió la mano en su proceso como líder.

Es cierto, que muchas veces esperamos recibir mas de lo que las personas están preparadas para ofrecer, cuantas veces esperamos aquella llamada de felicitación, o aquella palabra de consuelo, ayuda o hasta mismo un mensaje sin motivo, apenas para recordar que las personas que consideramos cercanas a nosotros están allí, como compañeros, amigos, hermanos y familia. Cuando nada de eso sucede, principalmente en medio a circunstancias adversas de nuestras vidas,  nuestra confianza es desafiada, nuestra confianza mengua y seguir adelante parce incierto.

Quiero decir, que muchas veces somos olvidadizos para con aquellas personas que Dios pone a nuestro alrededor todos los días para ayudarnos. Si usted como los demás lideres que mencioné arriba, solamente sabe coleccionar recuerdos de lo que las personas no pudieron hacer por ti,  hoy te reto a cambiar tu visión, te invito a hace un listado de todas las personas que de alguna forma participó en su formación como líder.

No pierdas tiempo, vamos, haz la lista y regrese a leer. Bien, mi deseo es que no hayas brincado esta etapa. Ahora de todas las personas que usted puso en la lista, ¿mencionaste a sus padres? ( O las personas que fueron responsables por su formación )

Caso su respuesta sea afirmativa, ¡felicidades !  Una de las primeras personas que participan en nuestro crecimiento son nuestros padres. Ellos fueron los primeros tutores que arraigaron principios indispensables para formar nuestro carácter. Con mucha paciencia nos enseñaron hablar las primeras palabras, los primeros pasos, nos dieron los primeros consejos, las primeras correcciones, cuando no entendíamos algo, podían regresar y repetir las mismas partes que no nos habían quedado claras, una y otra vez.

Lamentablemente nos olvidamos rápido de estas lecciones, pues cuando es nuestra vez de mostrar lo que aprendimos, somos muy impacientes, muy inestables en nuestras emociones, irritados y intolerantes, mostramos poca o ninguna gratitud hacia aquellos que hicieron parte de nuestro camino hacia la cima, donde se supone que debemos de estar. Por sentirnos ya formados, estructurados y exitosos, demostramos con algunas acciones, una verdadera imaturidad, un nivel de liderazgo de baja calidad, por no respetar y reconocer los tiempos en que también estuvimos en desventaja, en fuerza y conocimiento.
Es tiempos de ayudar aquellos que perdieron su fuerza, la agilidad en su raciocinio, pero que no perdieron su amor y admiración por nosotros, nuestros padres, sean ellos de sangre o espirituales.

En el vídeo abajo, podemos ver un ejemplo claro de un hijo que no supo reconocer los tiempos, y que puede ser de ejemplo para nosotros, a que no cometamos el mismo error.

Hasta la próxima,

Equipo Liderazgo Eficiente