2ª Parte
Para que
nuestros hijos puedan crecer exitosamente y alcanzar todo lo que Dios tiene
preparado para ellos, es necesario que nosotros como padres adoptemos actitudes
que puedan marcar en ellos la diferencia, y en todos los días de sus vidas
puedan usar las enseñanzas y ejemplos dados por nosotros, y hacer que los días difíciles
sean superados en sus caminos.
Para eso,
es necesario mucha dedicación y disciplina para poder ejercer nuestro papel.
Como ejemplo de dedicación en la educación de los hijos, quiero destacar el
pueblo judío, que durante miles de años han transmitido a sus pequeños todas las
riquezas de su cultura y religión. La educación de un hijo nacido en una
familia judía, la educación religiosa empezaba dentro de casa, cuando comenzaban
hablar ya eran instruidos en los preceptos de su ley, y eran llevados a
memorizar textos y nombres que tanto contribuirán para su crecimiento.
Sabedores
de su deber, cada padre de familia empeñaba su mejor esfuerzo para que al llegar
a la edad de seis años, su hijo pudiera recitar varias porciones de la ley, y
fuera capaz de explicar cada paso de la historia de su pueblo:
“Y amarás a Jehová tu
Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
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Deuteronomio 6.5-25
Cuando
Dios repite diversas leyes a su pueblo en el libro de Deuteronomio, les
recuerda que la obligación de los padres era instruir cada hijo con las
verdades de su fe. Y es aquí donde quiero mencionar 4 pasos que debemos seguir para que nuestros hijos puedan adquirir la
instrucción necesaria para ser un vencedor:
1° -
Mostrar a ellos que Dios es el cimiento de nuestra casa:
“Cualquiera, pues, que
me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que
edificó su casa sobre la roca.
Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;
y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.
Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina;
porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas”.
Mateo 7.24-29
Cuando
nuestros hijos aprenden a hacer de Dios los cimientos de su casa espiritual e física,
los vientos soplarán sobre ellos pero no podrán hacerles daño.
“He aquí, herencia de Jehová son los hijos;
Cosa de estima el fruto del vientre.
Como saetas en mano del valiente,
Así son los hijos habidos en la juventud”.
Como saetas en mano del valiente,
Así son los hijos habidos en la juventud”.
Salmos 127.3-4
Desde pequeños debemos demostrarles que
son de gran estima, de gran valor a nuestras vidas, nuestros hijos debe sentirse
amados y protegidos, y que son una herencia dada por Dios a nosotros.
3° Hablar del significado de nuestra fe
y participar del crecimiento espiritual de ellos.
“Guardaréis esto por
estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siempre.
Y cuando entréis en la tierra que Jehová os dará, como prometió, guardaréis este rito.
Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este rito vuestro?,
vosotros responderéis: Es la víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró.
Y los hijos de Israel fueron e hicieron puntualmente así, como Jehová había mandado a Moisés y a Aarón”.
Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este rito vuestro?,
vosotros responderéis: Es la víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró.
Y los hijos de Israel fueron e hicieron puntualmente así, como Jehová había mandado a Moisés y a Aarón”.
Éxodo 7.24-29
Es nuestra obligación enseñar a nuestros hijos el porqué de
nuestra fe, debemos mostrarles a través de la Biblia, el significado de todo lo
que hacemos y creemos, desde una perspectiva clara y objetiva, no se trata
solamente de infundir una religión, sino de hacerles ver las bellezas de una
vida dedicada y consagrada al Señor.
4° Mostrar y ofrecer a ellos una segunda oportunidad cuando
necesiten:
“Me levantaré e iré a
mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.
Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.
Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.
Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta;
porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse”.
Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.
Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta;
porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse”.
Lucas
15.18-24
La
Biblia nos muestra, a través de la historia del hijo prodigo, la importancia de
haber cumplido el deber como padres, pues el hijo que se había alejado, recordó
los momentos de placer y compañerismo que había vivido dentro de la casa de su
padre, y resolvió regresar a casa, después de haber pasado por momentos de
extrema dificultad.
Mismo
estando fuera, su padre no había perdido sus medidas, tenía preparada una ropa
especial para cuando volviese, tenía un anillo y un calzado a su medida, y lo más
importante estaba preparado para ofrecer una segunda oportunidad.
Hasta la próxima!
Bendiciones,
Pr Rodrigo Faria
autor.rodrigo.faria@gmail.com